Dios habla a Su Iglesia
Dios habla a Su Iglesia
Dios siempre ha hablado con Su pueblo – tanto con Israel, en el Antiguo Testamento, como con la Iglesia primitiva, en el Nuevo Testamento. A lo largo de la Historia de la Iglesia, igualmente, leemos tocante a la manifestación de dones espirituales a través de los cuales el Señor ha hablado con su pueblo. Todavía hoy el Señor habla con Su Iglesia fiel, a las congregaciones que creen en la Palabra del Señor y se someten al Señorío del Señor Jesús.
Sin embargo, la manifestación del Espíritu Santo a través de los dones espirituales, siempre se ha limitado a la Iglesia fiel, o sea, a la Iglesia que vivía en santificación y obediencia, evangelizando y sirviendo a los hermanos, no conformándose con este mundo, mas renovándose continuamente. En contrapartida, la Iglesia acomodada al mundo, al pecado y a la carne no experimentó la manifestación de los dones espirituales, sino que persiguió siempre a la Iglesia fiel, criticando inclusive esas manifestaciones.
Cuando el Señor empezó el gran derramamiento del Espíritu Santo a principios del movimiento pentecostal, se siguieron manifestaciones de dones espirituales, de la misma manera que experimentó la Iglesia primitiva. El Señor comenzó no tan solo a sanar y a operar señales que confirmaban la predicación de la Palabra (Mar. 16), sino que también a Hablar a su pueblo a través de los dones espirituales anunciados por el profeta Joel cuando profetizó con respecto al gran derramamiento del Espíritu Santo que ocurriría en los últimos tiempos (Joel 3): profecías, visiones y sueños.
Entonces, el Señor comenzó a dirigir su pueblo y a orientar Sus Iglesias alrededor del mundo. Hay testimonios extraordinarios con respecto al uso de los dones espirituales con la finalidad de manifestar el Gobierno del Señor Jesús sobre Su Iglesia en varias partes del mundo, inclusive en las Américas, en Europa y en Asia.
Durante el período en que el régimen comunista controló los países que constituían la antigua Unión Soviética, la Iglesia perseguida siempre contó con extraordinarias manifestaciones del Señor a través de los dones espirituales. El Señor aconsejaba a su pueblo, revelaba lo que congregaciones locales deberían hacer en momentos difíciles, siendo frecuentes las manifestaciones de los dones espirituales destinadas a expresar la voluntad del Señor de forma clara e inteligible: profecía, interpretación de lenguas y Palabra de conocimiento (sueños, visiones y revelaciones).
De esa forma comenzó el movimiento pentecostal en Brasil. El Señor habló a través de los dones espirituales a los misioneros suecos Daniel Berg y Gunnar Vingren, revelando que tendrían que dejar Estados Unidos, donde residían, con destino a Pará, en Brasil, donde vivirían y anunciarían el Evangelio, inclusive el bautismo con el Espíritu Santo, que ellos hacia poco habían experimentado. En las primeras décadas del movimiento pentecostal en Brasil era frecuente la manifestación de los dones espirituales. A partir de la segunda mitad del siglo XX, con todo, esos dones se hicieron menos frecuentes y el énfasis pasó a ser el don de lenguas y de sanidad.
Posteriormente, cuando el Señor comenzó a bautizar con El Espíritu Santo a creyentes de Iglesias evangélicas tradicionales en la década de los 60, otra vez concedió dones espirituales por los cuales el Señor se comunica con su pueblo. Fue en esa época, en 1967 más precisamente, que surgió la Iglesia Cristiana Maranata. El Señor se dispuso a dirigir un pequeño grupo de hermanos, prometiendo que, si fuesen obedientes a Sus orientaciones, prosperarían y serían un pueblo grande. El Señor cumplió Su Palabra. La Iglesia alcanzó todas las regiones de Brasil y estableció congregaciones en diversos países en todos los Continentes. Además, su testimonio ha alcanzado otros países, estimulando e inspirando Iglesias a buscar experiencias semejantes con el Señor.
Desde el principio de la Iglesia Cristiana Maranata, por tanto, el Señor ha dirigido su pueblo a través de los dones espirituales. No ha faltado el consejo del Señor para todas las decisiones importantes que la Iglesia ha tomado, inclusive para el levantamiento de diáconos y pastores, para el inicio de nuevas iglesias y para la solución de problemas. Eso ha sido posible debido al sistema de juzgar los dones espirituales – principio bíblico que es en general dejado a un lado en otros medios cristianos – establecido en cada congregación local y en reuniones de pastores a escala local, regional y nacional.